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Silvina Moschini, la primera mujer de América Latina que convirtió a su empresa en un millonario "unicornio"

Silvina Moschini, la primera mujer de América Latina que convirtió a su empresa en un millonario Cuando Silvina Moschini decidió mudarse desde Argentina a Nueva York hacia finales de los 90, tenía grandes sueños. Quería emprender sus propios proyectos empresariales aunque era consciente que el desafío era gigantesco. Más de 20 años después, Moschini ha liderado empresas exitosas en el sector tecnológico, redes sociales y marketing.

Silvina Moschini, la primera mujer de América Latina que convirtió a su empresa en un millonario La empresa de trabajo remoto TransparentBusiness, de la cual fue cofundadora, alcanzó a finales de 2020 una valoración de US$1.000 millones. Ese hito la convirtió en la primera mujer de América Latina que lleva a una compañía al estatus de "unicornio", como se llama a las startups privadas valoradas por encima de esa cifra. La argentina-estadounidense también es la fundadora y directora ejecutiva de la plataforma empresarial SheWorks!, que conecta a mujeres con oportunidades de trabajo remoto. Y participa en el programa de televisión Unicorn Hunters junto a empresarios de la talla de Steve Wozniak, cofundador de Apple. Moschini trabajaba en el mundo corporativo estadounidense, hasta que un día se cansó. Se dio cuenta que tenía dos opciones: cambiar su actitud y tratar de sentirse bien haciendo lo que no le gustaba, o crear una empresa en la que realmente le gustaría trabajar. “Fue un momento decisivo”, le dice Moschini a la BBC. Así, de un momento a otro, inició la aventura para convertirse en emprendedora. “Las mujeres emprendedoras son impulsadas por la inspiración y el fuego que sentimos para cambiar las cosas”, relata. Ese fuego que motivó a la empresaria a perseguir sus objetivos tiene que ver con su pasado y la influencia que tuvo su padre. “Él fue un hombre muy, muy especial”, cuenta. Un día estaban conversando y ella le preguntó: “¿Qué te gustaría que yo hiciera en la vida?”. Su padre le dijo algo que la impactó profundamente. “Me dijo que yo podía ser lo que quisiera ser. Pero si se me ocurría ser una princesa, tenía que construir mis propios castillos ”. “Fue la manera de decirme que tenía que conseguir mi propio dinero porque la independencia siempre comienza con la independencia financiera”. Le tomó mucho tiempo darse cuenta de lo que su padre quería decir. Tomó el consejo y lo aplicó en su carrera profesional. Pero ¿por qué en Estados Unidos? Moschini dice que en la Argentina de los 90 era muy difícil para las mujeres convertirse en emprendedoras. Tras mudarse a Estados Unidos, fundó Intuic en 2003, su primera empresa, dedicada a las comunicaciones digitales y el marketing corporativo. No fue simple, cuenta, porque tuvo que enfrentar obstáculos que incluso en la actualidad persisten. “Se espera que los emprendedores lleguemos directos a la luna, pero el viaje no es en línea recta”. En el camino siempre hay obstáculos, caídas, levantadas, vueltas, golpes en la cabeza, hasta que llegas a la meta. Pero hay momentos en que “te cuestionas si tienes lo que se necesita para construir una empresa”. La emprendedora dice que incluso cerró firmas que no eran exitosas. “Lo más importante es la resiliencia y la capacidad de escuchar al mercado”, dice. Ser mujer, explica, fue uno de los grandes desafíos que encontró el camino. “Mucha gente no te ve como una persona capaz de hacer lo que propones porque eres mujer, porque te gusta la moda, porque puedes ser divertida como cualquier persona normal”. En esa época, cuando estaba comenzando su carrera independiente, dice que era común que las personas asociaran la idea de un emprendedor exitoso con la idea de un hombre mayor y serio. Como no era su perfil, cuenta que tuvo que ingeniárselas para conseguir financiamiento. “ Nacemos de la necesidad porque la escasez te da claridad y te obliga a pensar cómo lograr lo que te propones”. Ese fue su mayor desafío y su mayor oportunidad, asegura. Con esa mentalidad, Moschini consiguió financiamiento para fundar junto a su esposo en 2008 TransparentBusiness, una empresa dedicada al trabajo remoto. Mucho antes de la pandemia, vio que los jefes y los empleados podían beneficiarse del trabajo remoto. En 2020 su firma alcanzó el estatus de unicornio al conseguir una valoración de mercado de US$1.000 millones. La emprendedora llevaba más de una década impulsando un modelo de trabajo que, con la pandemia, se implantó por todo el mundo. Como no tenía en ese momento los fondos necesarios para expandirse, se vio enfrentada al siguiente dilema: “¿Perdemos esta oportunidad por falta de financiamiento o buscamos la manera de conseguirlo?”. La decisión fue apostar por un sistema llamado “equity crowdfunding”, una fórmula de financiación colectiva a través de internet en la que un grupo de inversores participa en un proceso de ampliación de capital de una empresa y recibe a cambio cierto número de acciones de la misma. Y funcionó. La firma comenzó a ofrecer al público general una participación en la empresa. La apuesta funcionó y la firma se convirtió en unicornio. Pero, ¿cómo a la pareja se le ocurrió crear una empresa enfocada en facilitar el trabajo remoto? “La idea se nos ocurrió porque necesitábamos un software que permitiera organizar el trabajo remoto”, explica la emprendedora. “Vimos que no había necesidad de que las personas estuvieran en una oficina si estaban frente a un computador”. El éxito de la firma quedó en evidencia cuando comenzó a cotizar en bolsa y los inversores le dieron un voto de confianza. En los últimos años la empresaria ha participado en el programa de televisión Unicorn Hunters junto a inversores como el cofundador de Apple, Steve Wozniak, o la extesorera de Estados Unidos, Rosie Ríos. Dice que se lo pasa muy bien y que el programa le permite “democratizar el acceso a las oportunidades de inversión”. “Seleccionamos emprendedores de todo el mundo y, además de invertir en algunos de los proyectos, cualquier persona del público puede invertir junto a Steve, Rosie o yo misma”. Lo que le fascina del programa es que los emprendedores pueden conectarse con potenciales inversores y conseguir fondos desde cualquier parte del mundo. “Me gusta influir en la vida de una persona facilitando esa conexión”, dice. El programa tiene millones de seguidores y ha logrado canalizar millones de dólares en inversiones que provienen tanto del panel de jueces como de los miembros de la audiencia. Y hay otra ventaja de salir en pantalla: “Puedo inspirar a mujeres jóvenes” porque ven lo que hago y logran verse a sí mismas como emprendedoras. Sobre el éxito que ha conseguido en su carrera, Moschini dice que, aunque el camino no fue nada fácil, valió la pena. “En un nivel personal, ser exitosa significa ser feliz”, relata. “Ser exitosa es tener la oportunidad de cerrar los ojos, sentir el sol en la cara, y sonreír”.