Guerra Israel - Hamás: la turbulenta historia diplomática entre Israel y Bolivia, el primer país que rompe relaciones con el gobierno de Netanyahu por los ataques en Gaza
Durante los últimos años, las relaciones diplomáticas entre Bolivia e Israel han sido, como mínimo, complejas. Y este martes se abrió un nuevo capítulo luego de que el gobierno boliviano decidiera romper sus relaciones con el país del primer ministro Benjamin Netanyaju. La decisión fue tomada en “repudio y condena a la agresiva y desproporcionada ofensiva militar israelí que se realiza en la Franja de Gaza”, señaló el vicecanciller, Freddy Mamani.
Las autoridades bolivianas acusaron a Israel de no respetar el derecho internacional y exigieron el cese de los ataques israelíes contra la Franja que, hasta el momento, han dejado a más de 8.500 muertos, según datops del Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás. Hace más de tres semanas que Israel lleva a cabo una campaña de intensos bombardeos sobre la Franja en represalia a los ataques Hamás en su territorio del pasado 7 de octubre, que dejaron unos 1.400 fallecidos y alrededor de 230 secuestrados, según las autoridades israelíes. Bolivia se convirtió en el primer país de América Latina en romper relaciones con Israel a raíz del actual conflicto en Gaza. Pero no es la primera vez que lo hace. La Franja de Gaza tiene una larga historia de asedios y ocupaciones. En la historia reciente, uno de los ataques más fuertes ocurrió a fines de 2008 y principios de 2009, cuando Israel llevó a cabo la llamada “operación plomo fundido”, que tenía como objetivo detener la agresión del grupo islamista radical Hamás -que controla Gaza desde 2007- hacia su territorio con el lanzamiento de cohetes. La ofensiva se prolongó durante 22 días y murieron más de 1.400 palestinos y 13 israelíes. En protesta por los ataques israelíes, Bolivia decidió romper por primera vez sus relaciones diplomáticas con Israel, una acción a la que también se sumó Venezuela. En aquellos años, el país andino estaba liderado por Evo Morales, quien advirtió a la comunidad internacional que, de no hacer nada, estarían siendo “cómplices del genocidio”. El presidente boliviano afirmó entonces que la agresión de Israel amenazaba la “paz mundial” y que le pediría a la Corte Penal Internacional (CIJ) que presentara cargos de genocidio contra altos funcionarios israelíes. En ese momento, los diplomáticos israelíes que había en el país andino se mostraron sorprendidos y “tristes”, argumentando que ambas naciones mantenían una buena relación desde hacía más de 50 años. Cinco años después -y aún con las relaciones diplomáticas rotas- Bolivia intensificó su distanciamiento de Israel. En 2014, Evo Morales decidió terminar con un acuerdo con más de 30 años de vigencia que les permitía a los israelíes visitar Bolivia sin visas. La decisión se dio en medio de una nueva operación de Israel sobre el territorio gazatí, que le costó la vida a más de 2.300 palestinos, y que tenía como objetivo detener el lanzamiento de cohetes desde Gaza hacia Israel. El conflicto -también conocido como Operación Margen Protector- comenzó el 7 de julio de 2014 y se extendió hasta el 26 de agosto de ese mismo año. El presidente boliviano entonces calificó a Israel de "Estado terrorista" y afirmó que ese país no respetaba la Carta de Naciones Unidas ni la Declaración Universal de los Derechos Humanos. De esta manera, Israel pasó del grupo 1 al grupo 3 en la clasificación para obtener visas de entrada a Bolivia. "Pasar a la lista 3 significa que estamos declarando a un Estado terrorista", afirmó Morales en ese entonces. Según cifras de esa época de la Dirección General de Migración de Bolivia, en esos años ingresaban a Bolivia entre 10.000 y 12.000 turistas israelíes anualmente. En conversación con Mundo Noticias, el académico de la Universidad Queen Mary de Londres y experto en política boliviana y latinoamericana, Angus McNelly, asegura que para entender lo que sucedió en los años 2009 y 2014 entre Bolivia e Israel, hay que primero analizar la política interna boliviana. “Para la izquierda en Bolivia y para los pueblos indígenas, Israel es la consolidación del poder estadounidense en Medio Oriente”, dice. “La izquierda boliviana subió al poder gracias al discurso antiimperialista. Entonces, cuando Morales rompe con Israel, no solo lo hace en solidaridad con palestina sino que también para consolidar sus bases”, agrega. Para el académico, lo anterior también explica por qué en 2019 Bolivia dio un rotundo giro en su política exterior y decidió reestablecer sus relaciones con Israel tras 10 años de ruptura (lo que también incluyó eliminar la exigencia de visado para los turistas). La acción fue tomada por el gobierno transitorio de Jeanine Áñez, quien asumió el poder luego de que el ejército obligara a renunciar a Evo Morales tras unas polémicas elecciones presidenciales. Áñez llegó a la presidencia con el mensaje de “rectificar todo lo malo” que había hecho el anterior gobierno izquierdista. “Lo menos que se podía esperar de este gobierno era rectificar la política exterior, una política exterior extraviada y que no atendía a los intereses propios del Estado y era altamente ideologizada”, dijo en 2019 la canciller Karen Longaric. Áñez, además, se distanció de Cuba y Venezuela, y se acercó a Estados Unidos, fortaleciendo sus relaciones. “El de Áñez fue un gobierno aliado con Estados Unidos y para mostrar su apoyo, restableció sus relaciones con Israel”, comenta Angus McNelly. Pero en noviembre del 2020, la política exterior boliviana volvió a dar un giro con la llegada al poder de Luis Arce, quien era visto como el heredero de Evo Morales. Y así es como las relaciones con Israel se vieron nuevamente tensionadas luego de que el mandatario boliviano decidiera reinstaurar la exigencia de visado a ciudadanos estadounidenses e israelíes. Y es que para la administración de Arce, el decreto anterior de Áñez había beneficiado “de forma unilateral a ciudadanos israelíes y estadounidenses, sin que sus países otorguen similar beneficio, en el marco del principio de reciprocidad, para ciudadanos bolivianos”. Por otra parte, Arce reactivó los acercamientos con Irán, el principal patrocinador y aliado de Hamás, que controla la Franja de Gaza. En julio de este año, los gobiernos de ambos países firmaron un memorándum de entendimiento para ampliar la cooperación bilateral en el campo de seguridad y de defensa, según informó la agencia estatal persa IRNA. Para el académico Angus McNelly no debería sorprendernos la reciente decisión de Bolivia de romper nuevamente sus relaciones diplomáticas con Israel. “La acción obedece a un lineamiento histórico fuerte. Bajo los gobiernos de izquierda, estaba claro que ellos iban a tomar esta posición”, indica. “Ellos ven sus injusticias históricas dentro de la lucha de los palestinos”. El académico agrega que también se debe considerar la profunda división del MAS, el partido de izquierda que domina la política en Bolivia desde hace 17 años. “En medio de la fuerte pugna que hay entre Luis Arce y Evo Morales, Arce está haciendo lo mismo que hubiese hecho Morales, está diciendo ‘no soy un vendepatrias’ y ganando popularidad”, indica.