China: por qué tantos trabajadores de ese país son objeto de ataques y asesinatos alrededor del mundo
El pasado 6 de octubre dos ciudadanos chinos murieron y otras 10 personas resultaron heridas en un presunto atentado suicida en las afueras del aeropuerto de Karachi en Pakistán. El Ejército de Liberación de Baluchistán (ELB) se atribuyó la responsabilidad. Es el más reciente de varios ataques contra trabajadores chinos en Pakistán y otros países en los últimos años. Hay más de medio millón de trabajadores chinos empleados en proyectos de desarrollo en todo el mundo -a menudo en zonas políticamente volátiles- y muchos han sido asesinados o secuestrados.
Los dos ciudadanos chinos que murieron en el atentado del 6 de octubre formaban parte de un convoy de personas involucradas en la construcción de centrales eléctricas en Port Qasim, cerca de Karachi. Los trabajadores murieron cuando explotó una bomba en un vehículo cerca del aeropuerto de la ciudad. Otras 10 personas resultaron heridas. El ELB, que lucha por conseguir una patria separada para el pueblo baluchi, dijo que había "apuntado a un convoy de ingenieros e inversores chinos de alto nivel" que llegaban del aeropuerto en lo que dijeron fue un ataque suicida. El primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, calificó el ataque de "acto atroz" y el Ministerio de Asuntos Exteriores dijo que el atentado "no quedaría impune". Los dos ciudadanos chinos que murieron trabajaban para desarrollar Port Qasim, en la provincia paquistaní de Sindh. El ELB también admitió haber atacado en marzo una base aérea naval cerca del puerto de Gwadar, en Baluchistán, que está siendo desarrollada por empresas chinas. El grupo insurgente también admitió haber matado en abril de 2022 a tres académicos chinos y a su conductor paquistaní en un ataque suicida cerca del Instituto Confucio, que es dirigido por ciudadanos chinos en la Universidad de Karachi. El ELB dice que el pueblo baluchi no ha estado recibiendo una parte justa de la riqueza derivada de la inversión extranjera en la provincia o de la extracción de minerales (como el petróleo) por parte de empresas extranjeras en la zona. Hay unos 568.000 ciudadanos chinos trabajando en el extranjero en proyectos en todo el mundo dirigidos por empresas chinas, según cifras del Ministerio de Comercio chino de 2022 (las últimas cifras disponibles). En su mayoría esos trabajadores participan en proyectos en el marco de la vasta Iniciativa de la Franja y la Ruta de China (BRI por sus siglas en inglés), conocida como la Nueva Ruta de la Seda. Se estima que China ha invertido US$1 billón en la BRI para desarrollar proyectos como carreteras y ferrocarriles, puertos y plantas de energía. Esto tiene como objetivo crear nuevas rutas para las exportaciones de China y profundizar los lazos comerciales entre China y todas las naciones que se han inscrito como socios en el plan. Pakistán alberga uno de los mayores proyectos de la BRI: el Corredor Económico China-Pakistán. Esta iniciativa comprende una serie de rutas por carretera y ferrocarril desde la frontera occidental de China, a través de Pakistán, hasta el puerto de Gwadar en el mar Arábigo. Al igual que Pakistán, muchos países de África, como Kenia, Etiopía y Senegal, han pedido prestado miles de millones de dólares a China para construir mejores infraestructuras de transporte y energía. A menudo los habitantes de los países anfitriones se quejan de que las empresas que dirigen los proyectos de desarrollo les ofrecen pocos puestos de trabajo y emplean en su mayoría a ciudadanos chinos. "A la población local de los países africanos le molesta esto", le dice a la BBC el profesor Steve Tsang del Instituto SOAS China de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres. "Las empresas contratan a muchos trabajadores chinos y existe la sensación de que emplean a africanos sólo en los trabajos con las condiciones más duras", agrega Tsang. "China dice que su inversión en el extranjero es beneficiosa para todos", afirma a la BBC el analista Alex Vines del Instituto Real de Asuntos Internacionales, conocido como Chatham House, en Londres. "Pero ha dado empleos allí a trabajadores chinos para resolver el problema del desempleo en China", añade Vines. Las inversiones de China en el extranjero han llevado a que sus ciudadanos trabajen en algunos de los países más peligrosos del mundo, incluidas zonas de conflicto activo. Pakistán, por ejemplo, está clasificado como uno de los países políticamente más inestables, según una lista del Banco Mundial. El corresponsal del Servicio Mundial de la BBC en Karachi, Riaz Sohail, dice que hubo 16 ataques relacionados con proyectos de desarrollo chinos en Pakistán, en los que 12 ciudadanos chinos murieron y otros 16 resultaron heridos. Esto incluye el asesinato en marzo de 2024 de cinco ingenieros chinos que habían estado trabajando en la presa hidroeléctrica de Dasu en la región de Bisham en Khyber Pakhtunkhwa, una zona muy volátil en el noroeste del país. En noviembre de 2018, hombres armados mataron al menos a cuatro personas en un ataque al consulado chino en Karachi. Nadie asumió la responsabilidad de estos ataques. En África ha habido varios ataques contra empleados chinos que trabajan en minas de oro en la República Democrática del Congo, en una región donde la violencia política por parte de grupos militantes armados está muy extendida. En julio de 2024 seis ciudadanos chinos y al menos dos soldados congoleños fueron baleados en el sitio de una mina de oro en el noreste del país, propiedad en parte de una empresa china, informó la agencia de noticias Reuters en ese momento. Los autores del ataque, según informes, eran miembros de una milicia llamada Cooperativa para el Desarrollo del Congo. Es uno de varios grupos armados que luchan por el control de la tierra y los recursos naturales de la región. En enero de 2022 se informó de que hombres armados en Nigeria secuestraron a tres trabajadores chinos en el estado de Níger en el sitio de construcción de una represa que estaba construyendo la empresa estatal china Sinohydro. Según un informe del Instituto Peterson de Economía Internacional (PIEE por sus siglas en inglés), con sede en Estados Unidos, los grupos armados en África y el sudeste asiático a menudo consideran rentable secuestrar a ciudadanos chinos porque esperan que las empresas paguen grandes rescates para liberarlos. En Afganistán, en las dos décadas transcurridas entre la pérdida y recuperación del poder por parte del Talibán, este grupo secuestró con frecuencia a trabajadores extranjeros chinos que retenía para pedir rescate. Hasta ahora el gobierno y las empresas chinas han enfrentado ataques a trabajadores en el extranjero "pagando rescates para asegurar la liberación de trabajadores, presionando a los funcionarios del país anfitrión para que brinden mayor seguridad y exportando tecnología de vigilancia para ayudar a identificar e interceptar a posibles extremistas", señala el PIEE. China también está entrenando a las fuerzas armadas en los países anfitriones para que brinden mejor seguridad. Y las empresas chinas han estado contratando cada vez más empresas de seguridad privadas para defenderse de atacantes suicidas, hombres armados y secuestradores. "Pero hay límites a lo que Pekín puede razonablemente esperar que implementen los países anfitriones", dice el informe de PIEE. "La inversión extranjera directa china en el exterior se ha dirigido a países con un estado de derecho más débil". Tras el ataque más reciente en Pakistán, la embajada china en ese país recordó a sus ciudadanos y a empresas chinas allí que estén atentos y "hagan todo lo posible para tomar precauciones de seguridad". Haz clic aquí para leer más historias de Mundo Noticias. También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp, donde encontrarás noticias de última hora y nuestro mejor contenido. 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