“Mi cerebro funciona como una computadora que tiene el monitor apagado”: el médico que tiene afantasía, la condición que le impide a las personas soñar
“Soñar no cuesta nada”. A primera vista esta trillada expresión popular parece una verdad incontrovertible, pues quién al posar su cabeza sobre la almohada o al cerrar los ojos en su puesto de trabajo o en el bus no ha terminado transportado, como por arte de magia, a una paradisíaca playa o se ha visto anotando un gol en el Mundial de Fútbol junto a su estrella más admirada. También puede ocurrir que en ocasiones se vean en situaciones aterradoras, como ser perseguidos por un animal salvaje; o en otras extrañas e incomprensibles.