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Tendencias: la adopción institucional ha creado dos tipos de bitcoiners

Tendencias: la adopción institucional ha creado dos tipos de bitcoiners
Rosita es una emprendedora que acaba de abrir un pequeño negocio de comida en El Zonte. La joven salvadoreña forma parte del grupo de negocios que aceptan pagos con BTC en Bitcoin Beach, la ciudadela pionera del país centroamericano,. 
Ante otros emprendedores Rosita explicó su proyecto. Lo hizo con base en lo que ha aprendido sobre la forma de hacer un plan de negocios vinculado al poder liberador de Bitcoin como medio de pago. Acaba de unirse a los miles de comercios y personas que hacen crecer la adopción de la pionera de las criptomonedas en economías circulares de todo el mundo.   
Desde El Salvador hasta países de América Latina, Asia y África, estas ciudadelas de Bitcoin se han convertido en semilleros para la formación de nuevos bitcoiners. Particularmente de aquellos que profesan una moneda libre, descentralizada y privada, que no dependa de ningún gobierno ni banco, tal como lo propuso Satoshi Nakamoto cuando creó a Bitcoin en 2009.    
Estos bitcoiners se inspiran los originarios, y son un tipo de fan que el escritor Gustavo Godoy califica como «rebeldes». La forma en que estos entusiastas usan la criptomoneda contrasta con el enfoque de quienes ven en BTC solo una oportunidad de inversión.   Nos encontramos así frente a dos tipos de fans de bitcoin: el bitcoiner de mercado y el bitcoiner de los negocios.   El contraste entre ambos se ve claro si colocamos a la gente de las ciudadelas o una nueva adoptante de bitcoin como Rosita, frente entusiastas como Larry Fink, CEO de BlackRock, uno de los primeros multimillonarios que reconoció haber invertido en BTC.  Para 2021 Fink manifestó su fe en las criptomonedas y avizoró que BTC podría evolucionar potencialmente como activo global.   Las declaraciones de Fink ocurrieron junto a los anuncios de otros multimillonarios, como  Paul Tudor Jones,  Bill Miller  y  Stanley Druckenmiller, quienes también poseen y recomiendan a bitcoin.   La lista de estos nuevos bitcoiners se ha hecho larga. Según cálculos de Forbes 3 de cada 10 multimillonarios ha invertido en bitcoin o criptomonedas en los últimos años.  El surgimiento de este tipo de bitcoiner, el de negocios, viene de la mano con el auge de la adopción institucional. El interés de grandes empresas (y países como El Salvador) ha llevado a bitcoin a escalar a niveles insospechados en los últimos años.   Estas empresas, al igual que muchas personas que han venido ingresado al ecosistema entre 2020 y 2021, fueron atraídas por el aumento del precio.   El alza que experimentó bitcoin en 2021 fue uno de los factores que llevó a muchos empresarios a mirar con ojos distintos a la criptomoneda. La tendencia cobró fuerza cuando BTC se cotizó en un valor cercano a los USD 70.000, el mayor alcanzado en su historia.  Actualmente, una gran mayoría de estas instituciones se mantienen invirtiendo, a pesar del mercado bajista que marcó a la industria en 2022. Estos inversionistas, tal como indican los resultados   de la encuesta realizada por Binance.  El estudio señala que el 63,5% de estos inversionistas tienen una visión positiva sobre el sector para los próximos 12 meses. Alrededor del 88% de ellos prevén desarrollos favorables en el mercado en la próxima década.  El auge de este tipo de inversiones implica un enorme movimiento de dinero proveniente de bancos, fondos de inversión, empresas o gobiernos que buscan diversificar sus carteras y aprovechar las oportunidades que ofrece el mercado de criptomonedas.   La incursión de inversionistas institucionales se ve con entusiasmo, sobre todo al ser catalogada como un avance a nivel de adopción.  Para los analistas es evidencia del alcance logrado por BTC a nivel mundial. Una muestra de la nueva imagen de la criptomoneda, que deja de ser vista como negocio «ligado a actividades ilícitas y con poco futuro».      Sin embargo, el impacto del dinero institucional en el mercado tiene dos caras.   Desde una perspectiva positiva la entrada de dinero institucional  aumenta la demanda y el valor de las criptomonedas al mover enormes cantidades de dinero. Eso es bueno para quienes ya están en el ecosistema. Además, tiene efectos beneficiosos en la liquidez y profundidad del mercado, ayudando a reducir la volatilidad.  Estos inversionistas también influyen en la adopción, pues su participación tiene una amplia cobertura mediática. Favorecen así la concienciación sobre las ventajas de la moneda digital.   Pero hay otras repercusiones, no tan favorables. El dinero institucional convoca a una mayor regulación y supervisión, limitando la libertad y privacidad. La manipulación y especulación en el mercado puede provocar burbujas, caídas o movimientos artificiales del precio.   Todos estos efectos negativos van contra los principios que dieron vida a Bitcoin, porque una mayor vigilancia estatal choca con la privacidad y la concentración de poder obstaculiza la descentralización.  La situación deriva en un cambio de juego en la adopción de la criptomoneda. Se acentúa la diferencia entre los bitcoiners de negocio y los bitcoiners de mercado. Se da paso al aumento de los bitcoiners de mercado, aquellos que se preocupan por el precio, la volatilidad y la regulación. Son los que quieren poder e influencia.  Y aunque muchos de ellos aseguran respaldar principios de libertad financiera, su objetivo es distinto al de los bitcoiners rebeldes. La meta de un bitcoiner de mercado no es igual a la de los bitcoiner rebeldes porque muchos de ellos ni siquiera conocen el ideario cypherpunk, criptoanarquista y libertario que inspiró el desarrollo de Bitcoin. En contraste con lo que buscan estos bitcoiners de mercado, para los bitcoiners rebeldes la criptomoneda es una forma de resistir al sistema y defender derechos individuales. Creen que el valor de BTC no está en su precio. Es este «bitcoin rebelde» el que se enseña a los habitantes de las ciudadelas, que aprenden a gastarlo y a ponerlo a circular (sin holdear ). Esto como vía principal para lograr la independencia financiera. He ahí la importancia del avance de la adopción en las ciudadelas, siendo necesaria la enseñanza para así contrarrestar el ascenso del enfoque de mercado.