Pink Pablo, de la psicología a estrella de pop
– Aunque la carrera de Pink Pablo comenzó oficialmente hace poco, su gusto por la música era algo que corría por su sangre y su corazón.
“Ya eso estaba codificado en mis genes”, cuenta el cantante puertorriqueño a CNN en Español, quien este viernes lanzó “ Veo luces ”, una historia de amor directa y sin cursilería.
Este es el octavo sencillo que tiene el artista en su perfil oficial de Spotify. Pero su historia entre letras y melodías se remonta a la adolescencia, cuando uno de sus primos le enseñó un programa para producir música.
“A los 15, un primo me bajó un programa para producir música, y por ahí seguí haciendo música... en Garageband, grabando en la computadora, tocando en la iglesia”, cuenta el cantante, cuyo nombre verdadero es Juan Pablo Rivera.
La iglesia, más allá del rito, fue uno de los lugares de formación musical para este cantante y productor. Lo ayudó a desprenderse de la teoría musical que había aprendido en las clases de piano en el conservatorio, a las que su mamá lo obligaba a ir y él —dice— odiaba.
“Me ayudó un montón tocar en la iglesia. Fue muy importante porque ahí fue que aprendí a tocar de oído, no con la teoría”, explica Pink Pablo.
Esto lo abrió al mundo que vio en su niñez a través de su padre, quien toca guitarra, timbales y bongó, entre otros instrumentos.
Para Pink Pablo, esa unión entre la teoría y la improvisación visceral es el verdadero significado de la música.
“Es como la música de la calle, como que acoplarte a lo que está pasando y no preguntar muchas cosas... porque hay gente que la música la entiende a un nivel que no es teórico, es un lenguaje que no tiene palabras, es como una olita”, dice.
Hasta este punto, la historia de Pink Pablo es muy similar a la de otros artistas: viene de familia con algún integrante que le apasiona la música o que su infancia y adolescencia estuvo marcada por canciones. Lo interesante de la historia de Pink Pablo es que dejó una maestría en neurociencias en la Universidad de Columbia y un doctorado en su natal Puerto Rico para seguir la pasión de la música.
Desde adolescente, la música acompañó a Pink Pablo a través de todos sus estudios. A los 14 o 15 hacía canciones que ni “soltaba”, dice.
“A veces se las enviaba a las jevitas que tenía, como hacía canciones de amor”, sigue.
No fue sino hasta cuando estaba estudiando un doctorado en psicología clínica en la Universidad de Puerto Rico que decidió que su camino era más allá que indagar en la mente de sus pacientes.
“En primer año, segundo año de doctorado, saqué una canción o dos y vi que se estaba moviendo la cosa y dije mira, tú no puedes estar con un pie a un lado y un pie en otro, toma una decisión. La decisión fue me voy a dedicar a la música completamente y voy a tener la paciencia que exige”, recuerda Pink Pablo.
A pesar de que ahora su futuro apuntala hacer canciones y volverse una estrella pop, a la enseñanza que le dejó el estudio del comportamiento humano no la deja atrás.
“Yo siento que la música es otra psicología, pero de las masas. Tú le puedes dar psicología a las masas con el ejemplo mío de abrirme, pues la gente se identifica y he sentido la libertad de abrirme luego de escuchar a un artista que se hace vulnerable. ¿Por qué yo no puedo ser ese vehículo para otra persona? Ese es el vehículo. Para mí es otra manera de hacer psicología”, dice.
La carrera universitaria le ayudó a Pink Pablo a dejar detrás cualquier barrera para describir situaciones y sentimientos de la manera más honesta posible.
“Uno lee estas cosas en psicología y uno está aplicándolas todo el tiempo. El problema es que te tienes que destapar y pues la psicología es conversar, ser vulnerable, ayudar a otra persona a abrirse. Y a mí me parece que la música es mágica en ese sentido, porque escuchar a alguien destaparse te lleva a ti a sentir que es más fácil para ti destaparte o ser honesto o abrirte”, señala.
Otra de las cosas peculiares de Juan Pablo como artista es el nombre que escogió para ser conocido en la industria. El pink, o rosa, es un color usado ya sea para denotar feminidad o que también está asociado a todo un movimiento de cultura pop.
El uso del “Pink” fue bastante deliberado para el cantante puertorriqueño. Y hasta jocoso. Es otro homenaje a su familia.
“El Pink yo siento que puede tener mucho significado, pero hace poco estaba hablando con mami y me contó esta historia de que papi juraba que yo iba a ser una nena y él no quería ver el sonograma porque decía "yo voy a tener una nena"”, recuerda entre risas.
Esos recuerdos –y chiste recurrente en su familia– lo llevó a adoptar esa dualidad entre lo femenino y lo masculino, representado con un color como parte de su nombre artístico: “Siempre hubo ese chiste de que el viejo mío juraba que iba a nacer nena. Siento que lo de Pink me ha encantado, bregar con lo femenino y lo masculino. Me gusta el Pink Pablo, siento que es icónico, como se ve bien chévere, se ve bien”.
Ese sentido del humor, inclusive en la elección de su nombre, es algo que caracteriza a Pink Pablo en su carrera. En las letras de sus canciones afronta realidades dolorosas desde esa óptica.
“Yo creo soy una persona con un buen sentido del humor. Creo que hacer arte permite que te separes de tus problemas, por ende, no te pesan tanto. Ahí va la comedia porque es la manera de significar las cosas y reírse. Para mí es una de las mejores maneras de procesar cosas dolorosas, trágicas... es lo mejor que tú puedes hacer. Reírte de eso. Hacer una canción, pegarla y hacerte famoso”, dice risueño Pink Pablo.